viernes, 29 de mayo de 2009

Incógnito

Iker C. ha llamado a un taxi para que le lleve a casa. Mientras espera en la acera, una chica pasa a su lado y sus ojos se cruzan. Está acostumbrado. Lo que le llama la atención es la segunda mirada o, mejor dicho, la ausencia de segunda mirada. Normalmente las chicas le miran un momento y después reenganchan los ojos mientras caminan, girando el cuello hasta casi dislocárselo. Eso si no se paran a pedirle un autógrafo, a sacarse una foto con él o a declararle su amor eterno. Lo de esta chica es la excepción: le ha mirado y ha pasado de largo.