El neurocirujano y los residentes de primer año entraron en la habitación de la señora O’Hara.
- Muy bien, chicos - el doctor Goldberg se acercó a los pies de la cama, mientras los residentes formaban una línea en el lateral -. ¿Alguien puede hablarme del caso de la señora O’Hara?
Ocho manos se alzaron a la vez.
- ¿McKinley?
- La señora O’Hara padece un caso típico de hipermnesia senil - Mc Kinley, el primero de su promoción en Yale, intentó que su voz sonara firme.
sábado, 13 de junio de 2009
jueves, 11 de junio de 2009
El gran día de Marcos
- ¿Cuál es la tuya?
- El mío – contestó Carmen.
- ¿Qué? – la mujer que había preguntado, una rubia teñida con chanclas de plástico verde, arqueó las cejas.
- Que es un niño. El mío. Ése de ahí – y miró a Marcos, que estaba sentado en el borde de la pista jugando con la goma de las zapatillas.
- Ah… qué curioso – la rubia miró al suelo. Carmen supo que estaba esperando que le preguntara cuál era la suya, pero no le iba a dar ese placer. Fingió estar muy ocupada cambiándole las pilas a la cámara de vídeo hasta que, después de unos segundos de silencio, la rubia optó por desplazarse al otro extremo de la grada.
- El mío – contestó Carmen.
- ¿Qué? – la mujer que había preguntado, una rubia teñida con chanclas de plástico verde, arqueó las cejas.
- Que es un niño. El mío. Ése de ahí – y miró a Marcos, que estaba sentado en el borde de la pista jugando con la goma de las zapatillas.
- Ah… qué curioso – la rubia miró al suelo. Carmen supo que estaba esperando que le preguntara cuál era la suya, pero no le iba a dar ese placer. Fingió estar muy ocupada cambiándole las pilas a la cámara de vídeo hasta que, después de unos segundos de silencio, la rubia optó por desplazarse al otro extremo de la grada.
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