sábado, 14 de mayo de 2011

Grandes cuestiones hipnagógicas

Me pregunto, se dice Él abrazándola bajo las sábanas, invulnerable al sudor fino que les recubre la piel. Me pregunto cuánto tiempo durará esto de dormirnos abrazados una vez que nos casemos o nos vayamos a vivir juntos. ¿Cuatro, cinco años? ¿Cuánto pasará antes de que uno se harte y prefiera descansar bien después de un día agotador, antes de que esta necesidad de ella se desvanezca y la pasión se largue?

Me pregunto, piensa Ella, buscando una zona fresca en las sábanas con la punta del pie izquierdo. Me pregunto cuánto tendrá que pasar después de irnos a vivir juntos para poder dejar este coñazo de dormir abrazados, que se me recuelga de la espalda como un monito necesitado y me da dolor de cervicales. ¿Seis meses, un año? ¿Cuánto antes de poder decirle que así no descanso y que mañana hay que madrugar sin que me mire mal? ¿Cuánto antes de que el amor tranquilo y seguro se mida en algo más que la necesidad de contacto?

Y los dos se duermen, ignorantes de la distancia entre sus pieles pegadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario