jueves, 7 de julio de 2011
El secreto
El chico no demasiado atractivo ligaba muchísimo, y todos los demás se preguntaban siempre cuál era su secreto. Él se limitaba a observar a las mujeres, escoger un detalle absurdamente pequeño y elogiarlo con delicadeza y eficacia. Me encanta la forma en que se curvan los lóbulos de tus orejas con esos pendientes, decía, o tu manera de girar la muñeca para ver la hora, o cómo cada vez que te pregunto algo y no sabes la respuesta miras un segundo al cielo antes de encogerte de hombros. Sabía que la clave no estaba en la intensidad del elogio, ni siquiera en su adecuación, sino en lo pequeño del detalle. Sabía que ellas sólo quieren a alguien que les observe con ese grado de atención.
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